miércoles, 8 de junio de 2011

Shantou

Tras la presión de lo seguidores de Suena a Chino, aquí está la segunda parte de nuestra aventura chinesca, espero que os guste.

De nuevo, partimos, ahora hacia China, el trayecto de Hong-Kong hasta China lo hicimos en autobús, nada más cruzar la frontera recordamos las palabras de aquel señor del aeropuerto, aquello era China, como si hubiéramos retrocedido en el tiempo 30 años de repente, a partir de la frontera el autobús circulaba en medio de un caos circulatorio en el que los coches no chocaban entre si de milagro, eso sí, ahora ya circulábamos por la derecha.

Ocho horas duró el trayecto en bus hasta Shantou, y nada mas bajar del autobús todas las miradas de los viandantes se centraron en nosotros, como si de animales exóticos se tratase, todo el mundo nos miraba fijamente sin disimulo alguno, si viajas a estas regiones de China, tienes que acostumbrarte a sentirte observado y a que la gente quiera fotografiarse contigo, esta tónica se repetirá durante toda tu estancia.

Cogimos un taxi para ir hasta el restaurante, y si el tráfico ya parecía caótico por carretera desde el autobús, desde un taxi y dentro de la ciudad es mucho más sorprendente, cientos de motos y coches circulan en todos los sentidos prescindiendo de reglas de circulación y utilizando el claxon como única herramienta para organizarse.



Los medios de transporte son fundamentalmente tres: el triciclo, es el más barato de todos, tienen un asiento para dos personas y el conductor que pedalea delante, la moto, en la que el asiento esta metido en una especie de caja de chapa, y el taxi, que es el mas caro de todos, aun así un trayecto de tres cuartos de hora costaba unos cuatro euros.




Había que tener cuidado, sobre todo con los dos primeros, los que se usan para trayectos cortos, es más que recomendable pactar previamente el precio de la carrera, ya que los conductores siempre intentaban “sacar tajada” de los confiados extranjeros, si te descuidabas podías pagar hasta 5 veces mas por el mismo trayecto, en cualquier caso, los precios son tan bajos que no importa pagar un poco mas y ahorrar discusiones. Los chinos son muy buenos actores y parece que se enojen y ofendan por el precio que les propones, pero enguanto te giras y empiezas a caminar, se ríen y aceptan el trato.




Shantou es una pequeña ciudad con poco que visitar, aquí viven unos 8 millones de personas, que frente a los 20 millones de ciudades como Shanghai hacen que parezca pequeña, la escasez de turismo y la hermeticidad de los medios de comunicación hacen que los habitantes de esta ciudad vivan ajenos a lo que pasa en el resto del mundo. Las únicas visitas de gente del mundo occidental que recibe Shantou es debida a los negocios, y suele ser gente que procura no mezclarse demasiado con los locales, esto provoca que al adentrarte en la ciudad llames la atención mucho más que en otras ciudades más occidentalizadas.


Durante nuestra estancia en Shantou nos alojamos en
un apartamento que la empresa alquiló en la urbanización en la que estaba el restaurante, era un piso pequeño de unos 50m, con dos habitaciones pero sin cocina, en china la mayoría de las casas no tienen cocina, esto se debe a que los chinos pasan poco tiempo en casa y comer fuera resulta tremendamente barato si sabes dónde. La urbanización era muy bonita, tenía piscina, mesas de ping-pong, bancos para relajarse y unos jardines muy bien cuidados.



En Shantou podemos encontrar básicamente tres tipos de sitios para comer: los restaurantes tipo Western, enfocados sobre todo a turistas, en estos lugares encuentras todo tipo de comida, pero toda bastante occidentalizada y la carta totalmente traducida en inglés. Son los más caros y lo más parecido a lo que nosotros estamos acostumbrados, comer saldría sobre unos 15€ por persona. Como curiosidad en China es de mala educación tocar la comida con las manos, así que no te sorprendas si en una hamburguesería te dan un guante de plástico para comerte tu hamburguesa.

Luego están los restaurantes chinos, aquí no esperes encontrar rollitos de primavera ni arroz tres delicias, pero si lo que quieres es probar la cocina oriental auténtica éste es tu sitio, el precio es similar a los anteriores. La carta normalmente está en chino, pero suelen incluir fotos que puedes utilizar para orientarte.

Por último encontramos a todos los hooker place o “barecitos” que hay casi en cada esquina de cualquier calle, son los más baratos de todos y es el lugar que frecuenta la gente china para comer o cenar, son sitios especializados en su propia comida, normalmente solo tienen dos o tres platos a elegir y son combinaciones diferentes de los mismos ingredientes variando entre noodles y arroz. Como inconveniente estos establecimientos son los menos higiene presentan y puede que a veces no sea muy recomendable comer aquí. No esperes encontrar ningún tipo de carta, como mucho los platos pueden estar escritos en una pared, si no sabes leer chino, puedes arriesgarte y señalar alguno tentando al azar.



Lo mejor de trabajar en el restaurante fue poder relacionarte día a día con la gente del lugar, aunque al principio el idioma fue una gran barrera, y no solo el idioma, en china cualquier gesto cotidiano pierde su sentido, incluso los números los expresan con las manos de diferente manera, pero con el paso de los días te das cuenta de que puedes llegar a entenderte muy bien incluso hablando dos idiomas diferentes.




China es un país en el que reina la incultura, Zhao,
nuestro profesor de inglés, nos comentaba que él
con sus dos carreras universitarias solo era capaz de leer el 80% del periódico y que la gente normal, que solo va durante 5 años al colegio solo puede leer un 40%, las cadenas de televisión las controla el gobierno y en internet todas las páginas de opinión (youtube, facebook…) están censuradas.

La principal frontera en este lugar es el idioma, no esperes encontrar a nadie que hable ingles, durante los tres meses que pasamos allí estuvimos estudiando inglés y chino mandarín, pero la pronunciación es realmente difícil y en cada ciudad hablan su propio dialecto, pero por lo menos
conseguimos aprender lo básico para defendernos
y poder movernos por allí sin problemas.


La mentalidad china es muy de la España de los años 20, las chicas solo piensan en casarse y tener hijos y los chicos en encontrar trabajo para mantener a la familia sin mucho esfuerzo, por el contrario del mito que dice “trabajas como un chino” allí descubrí que para nada les gusta trabajar, incluso muchos de los cocineros renunciaron al trabajo por ser un sitio demasiado elitista y en el que se les exigía mucho; más bien se debería decir “trabajas como muchos chinos”, el éxito de la producción de China radica en que la mano de obra es tan barata que te permite tener cuantos empleados necesites, era común ver hasta cuatro dependientes en una tienda de apenas 20 metros cuadrados o tres camareros sirviendo una mesa.



Los mercados tradicionales no tienen desperdicio, animales vivos, ausencia de neveras, todo al aire libre, una experiencia que no debes dejar pasar, eso sí déjate en casa los escrúpulos y olvídate de todas las medidas higiénicas que siempre te han inculcado. Por suerte, y para tranquilizar a posibles viajeros, en los grades supermercados se respetan mucho las condiciones higiénicas y se puede comprar con total seguridad.






En todo el tiempo que pasamos aquí,en Shantou, solo pudimos realizar dos excursiones, pero esto lo contaremos en la próxima entrada....

Os esperamos en Suena a Chino.



Continuará.....

谢谢
欢迎
(Xièxiè Huānyíng)
Gracias por venir

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